sábado, 25 de enero de 2020

Australia, en constante expansión.



Aunque la economía de Australia ha perdido impulso ante el auge de los riesgos globales y la desaceleración económica de China (donde van el 35% de las exportaciones australianas), esta isla acumula 28 años seguidos de expansión económica. Casi tres décadas en las que el PIB no ha sufrido dos contracciones trimestrales consecutivas han llevado a esta isla gigante a copar titulares en la prensa de medio mundo. Sin embargo, siendo cierto todo lo anterior, el dato tiene algo de trampa, porque estas etapas de crecimiento no siempre han significado una mejora de los estándares de vida de los australianos, simplemente han sido el reflejo de un aumento de la población. Si se analiza el PIB per cápita (el cacho de producción al que toca cada ciudadano de Australia), el país ha registrado tres recesiones desde 1991.


Es innegable que el crecimiento económico de Australia ha sido más que notable para ser una economía madura, desarrollada y que se encuentra cerca de la frontera tecnológica, pero una parte que ha contribuido con fuerza a esa expansión interminable ha sido el fuerte crecimiento de la población, un factor más habitual en economías menos desarrolladas. 
El PIB agregado puede aumentar por un incremento de la productividad total de los factores (producir más y mejor con los mismos factores de producción), pero también por un aumento constante de uno de esos factores, en este caso la población (factor trabajo). Un mayor número de personas trabajando suele desembocar en una mayor riqueza agregada, pero a la hora de repartir esa riqueza el nivel puede ser menor a pesar del crecimiento del PIB agregado. Por eso, el PIB per cápita es un indicador más fiable para conocer el nivel de vida de los ciudadanos.
Aunque Australia lleva 28 años sin sufrir una recesión tal y como viene definida en los manuales de macroeconomía, la economía oceánica se enfrenta a un aterrizaje de su economía que podría culminar con este ciclo expansivo eterno. La desaceleración de la economía china, un mercado inmobiliario que se enfría y la volatilidad de las materias primas están ralentizando el crecimiento en Australia.
La cifra interanual del crecimiento económico de Australia es la más baja desde septiembre de 2009, tras la crisis financiera internacional en la que el entonces gobierno laborista inyectó un multimillonario paquete de estímulo económico.El gobernador del Banco Australiano de la Reserva, Philip Lowe, ha advertido de que "el crecimiento económico en Australia en el primer semestre de este año ha sido más lento que lo esperado". Si este aterrizaje acabará en la primera recesión en décadas o no es algo que el tiempo dirá.

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